El edificio del Colegio Maimónides ubicado en El Arrayán es un proyecto educacional para una comunidad judía ortodoxa cuya génesis proyectual estuvo fuertemente condicionada por la presencia de un parque consolidado cuyos grandes árboles había que conservar y por la dinámica topografía que caracteriza a las riveras del Estero El Arrayán en este sector de la precordillera santiaguina.
En este contexto, la estrategia de inserción al paisaje preexistente consistió en fragmentar el programa arquitectónico en seis volúmenes de tamaño medio (dos pisos más uno semi enterrado) cuya cuidada distribución entre los árboles del borde superior plano del terreno permitió crear un paseo arquitectónico continuo que se desarrolla entre patios y pasillos cubiertos de diversa condición espacial, como un diafragma que se abre y cierra al paisaje.
Buscando equilibrar esta distribución orgánica, los volúmenes son regulares y francos, contraponiendo a la compleja espacialidad del conjunto la simplicidad de sus formas. En cada volumen de plantas libres, aptas para recibir diversas configuraciones, se desarrolla el programa que va desde la administración en el ingreso, casino, salas de clases, talleres y biblioteca, hasta finalmente llegar al edificio de educación prebásica con el patio semicubierto que lo caracteriza.
Las fachadas están trabajadas en un sistema de ventanas verticales con elementos verticales de hormigón que permiten una gran iluminación pero un control del sol y de la privacidad para el desarrollo de las clases y funciones.
Esta cierta simplicidad formal, genera una complejidad visual que permite al edificio insertarse en la geografía y vegetación existente sin convertirse en un elemento invasivo que modifique fuertemente el entorno.
El Colegio Maimónides fue el último Colegio desarrollado por Manuel Moreno G. y representa la claridad del manejo formal y funcional ganado en su larga trayectoria y experiencia en el desarrollo de edificios educacionales. Una lograda síntesis que representa la evolución de la investigación tipológica desarrollada por Manuel desde sus primeros colegios, de formas y espacios regulares distribuidos en “peineta” del Colegio Alcántara Peñalolén, hasta las formas irregulares concatenadas en los patios de formas romboidales del Colegio Alicante de Maipú que, en el caso del Colegio Maimonides, se entrecruzan con la dinámica relación estructural de llenos y vacíos donde los volúmenes zigzagueantes del Colegio Cardenal C. Oviedo aportaron en su investigación.